El valor razonable corresponde a un activo o un pasivo en particular; por consiguiente, se debe considerar sus características especificas, tal como el estado y ubicación de un activo, o cualquier restricción sobre su uso o venta.

Para un activo no financiero, como una máquina, su valor razonable se debe basar en el mejor y mayor uso que se pueda hacer del activo, en forma individual o en combinación con otros activos, sin importar cómo la entidad está utilizando el activo.